Durante el Antiguo Régimen Culleredo comienza a señorializarse aunque el proceso se inició en el Medievo: Vilaboa (primero, en el siglo XV, de Gómez Pérez de las Mariñas, y en el XVI, de los Andrade, Marqueses de Sarria y Condes de Lemos) y Sésamo (tres cuartas partes del couto eran, en la Edad Media, del Monasterio de Belvís), que pasa por diversas manos, son parrroquias de señorío, mientras que las otras pertenecen al realengo, aunque algunos de sus lugares, como Vinseira Grande, en la parroquia de Celas (en el siglo XVIII era de María Benita Maldonado, señora de la Torre de Celas), fueran de señorío. También partes de Sueiro, Celas y Veiga eran del Conde de Altamira, pero pertenecían al realengo.
Jurisdiccionalmente las parroquias de Culleredo se incluyen, bien en la justicia del Val de Veiga, bien en la de A Coruña, aunque dependen del corregimiento de esta ciudad.
Las instituciones eclesiásticas que poseen bienes en Culleredo son los Monasterios de Sobrado y Cambre, los Jesuitas, el Convento de las Bárbaras coruñés, el Hospital Real de Santiago y la Colegiata de Santa María del Campo de A Coruña, entre otras. También los monarcas poseen diversos bienes, especialmente devesas.
La población, escasa en general, y mayoritaria en las zonas rurales, se dedica fundamentalmente al campo, aunque también aparecen en los documentos mercaderes, tejedores, sastres, herreros, carpinteros, canteros, taberneros, estanquilleros de tabaco, etc. En 1752 funcionaba ya la Feria de Peiro, y se contabilizan, a mediados del XVIII, 61 molinos en el Ayuntamiento, que indican que la industria harinera era de importancia.
Nacen también, en los siglos XVII y XVIII, las Cofradías religiosas: la del Santísimo Rosario y San Antonio de Padua eran las más numerosas.
Este pequeño florecimiento económico llevaró a que se arreglaran los frontis y las espadañas de muchas iglesias, y se compren muchas imágenes y piezas de orfebrería.
También, en la segunda mitad del siglo XVIII, se construye el camino de acceso a Galicia, que pasaba por O Burgo, Acea da Ama, Fonteculler y O Portazgo.
Algunos acontecimientos militares influyeron en la vida de nuestros antepasados, como la invasión inglesa de 1589, en la cual se destruiría el Puente de O Burgo y se saquearon muchas parroquias y iglesias: O Burgo, Vilaboa, Culleredo, etc.