Arquitectura popular

La arquitectura popular desarrollada en Culleredo se puede resumir en los siguientes tipos de construcciones:

Viviendas campesinas

Existen en Culleredo dos tipologías predominantes: la de la zona rural y la de las parroquias del litoral.

Las primeras se caracterizan por formar un conjunto compuesto por la casa, hórreo, pozo, horno, cuadras, cobertizos, etc. Las hay de planta baja, de dos plantas, etc. La planta baja se dedica normalmente a los animales y a guardar los aperos de labranza, mientras que la alta, el sobrado, a vivienda. Alguna de ellas conserva balcones corridos, patines y galerías. No es extraño tampoco el caso de pequeñas viviendas labriegas con grandes chimeneas que se rematan en pináculos.

Las de la zona litoral (parroquias de Rutis, O Burgo y Almeiras) suelen ser también de una o dos plantas, muchas con galerías, pequeñas buhardillas, como sucede en la parroquia de Rutis, especialmente, aunque también hay algunas en O Burgo, y, salvo excepciones, sin edificaciones anexas, a excepción de pozos y hórreos. Alguna de ellas ya la incluimos en la arquitectura civil noble.

Por lo general, las ventanas son pequeñas, abundando los casos en los que sólo aparecen en la fachada, mientras que las otras paredes son ciegas. Las puertas se reservan para la fachada principal, y, a veces, para la posterior, dando salida a la era.

Normalmente, las viviendas populares son exentas, aunque, en algún lugar, pueden estar adosadas a otras.

El material predominante es la piedra, normalmente cascotes, solos o con barro (mampostería, enlucida en éste último caso). En otras ocasiones, aunque no sean casas grandes, se utilizan sillares para esquinas, ventanas y puertas, éstas, a veces, con inscripciones en los dinteles: textos, cruces, etc. También son comunes en muchas viviendas unas pequeñas ventanas denominadas buratas, que imitan a las saeteras de las fortalezas.

Tanto en las viviendas rurales como en las del litoral se utiliza frecuentemente la madera para las divisiones interiores.

En algún caso encontramos viviendas unidas por su parte superior, y que dejan un pasadizo inferior para el tránsito de personas y animales, suponemos que para respetar algún camino antiguo o alguna servidumbre de paso.


Hórreos

Estas construcciones, cuya función es el secado de cereales, presentan en Culleredo varias tipologías: marinos, hechos en madera, estrechos y pequeños; mixtos o de tipo carralés, en el cual se mezclan la piedra y la madera; hórreos de piedra, localizados en las parroquias rurales, de mayor tamaño, muchas veces rematados lo sobrepenales de sus penales con cruces y pináculos bien esculpidos, o con cornisas molduradas; por último, hay algún hórreo cuyo material constructivo son ramas entrelazadas.

Los hórreos se pueden asentador sobre cepas o sobre pies, no siendo extraña la combinación de ambos: cepas en los extremos y pies en la parte central.


Fuentes

Existen en ayuntamiento de Culleredo dos tipos de fuentes: las de cantería, que imitan la arquitectura noble, y las de construcción más popular.

Las fuentes de cantería (Ledoño, Peiro de Riba y Vinseira Pequena serían algunos ejemplos), con un cierto aire monumental, tienen la pared frontal bien construida, con sillares de granito, rematándose la pared en un frontón triangular moldurado (caso de Vinseira Pequena), en un friso moldurado (Peiro de Riba), etc. La de O Burgo, también de cantería, tiene forma cilíndrica, con un acabado cónico. Aunque hay, en A Corveira (Rutis), una del siglo XVIII, y otra en Vilar (Sueiro), la mayoría fueron construidas a finales del siglo pasado o ya en este.

Alguna fuente de cierta entidad tiene los muros de mampostería, con piedra pequeña, sin sillares: un ejemplo sería la de Canabal (Rutis).

Las fuentes más tradicionales, de tipo manantial, consisten en una abertura, con la pila empedrada a veces con pequeñas piedras planas, en las que se coje el agua, o bien tienen un caño o dos por donde sale el agua. Algunas de éstas se han reformado con mortero en tiempos recientes.


Cruceiros

No es Culleredo un ayuntamiento que destaque por la calidad arquitectónica de sus cruceros. La mayor parte de ellos son de fuste liso, rematado en una sencilla cruz. Otros, como el de Orro, fechado en 1750, tienen imágenes labradas.

Recientes son el que está en la iglesia nueva de Vilaboa, hermoso, con imágenes, o los que se colocaron en el puente de O Burgo y en el castro de San Cosme, hechos por los alumnos/as de cantería de la Escola-Taller, muy bien esculpidos y con numerosos motivos ornamentales.

Su función hay que relacionarla con la antropología religiosa, ya que muchas procesiones tenían a los cruceros como referencia del camino que se debía recorrer.

A veces están situados en lugares comunitarios, como atrios, campos de fiesta, etc. ; en estos casos, su basa sirve de asiento para las personas. También un lugar habitual de colocación de cruceros es en las encrucijadas de caminos.


Molinos

Aunque en Culleredo existen numerosos molinos, todos de reducido tamaño, hay algunos de gran tamaño: el de Acea de Ama y el desaparecido de A Telva.

El primero fue edificado por el monasterio de Sobrado en el último tercio del siglo XII, y fue restaurado en varias ocasiones. Actualmente el complejo (en el cual, aparte del molino había varias edificaciones dedicadas a viviendas y almacenes) ha sido recuperado, instalándose en él el Museo dos Muíños.

También el desaparecido molino de A Telva era de grandes dimensiones, con un largo canal y dos rodicios, entrando en el complejo molinero una casa de cierto interés arquitectónico.

En el lugar de Valiñas (Sueiro) hay otra casa-molino de cierta entidad, pero no funciona en la actualidad.

Dejando a un lado los molinos de cierta entidad, existen en el ayuntamiento numerosos molinos, de forma cuadrangular y reducidas dimensiones, de una muela. Aunque alguno funciona todavía, la mayor parte de ellos están en estado ruinoso, faltando los rodicios y sobre todo la parte superior de la muela, llamada aquí capa, robada o sacada para ser utilizada como mesa en jardines.

Pueden estar solos o agrupados, como sucede en O Casal (Sésamo). En este lugar están los famosos molinos de Rexidoiro, uno de ellos construido en 1555, como consta en una inscripción en la puerta.

En ocasiones, las agrupaciones de molinos no hay que entenderlas en el sentido de que estén adosados, sino que hay un grupo de ellos muy próximo. Un caso paradigmático sería el de Peiro de Riba (Celas), donde vemos, a lo largo de un tramo de río no demasiado grande, hasta 18 molinos seguidos. También en el río Brexa, en la parroquia de Castelo, ocurre algo semejante, aunque el número de molinos es menor.


Pequeños puentes

Aparte de los grandes puentes que ya vimos, hay en el ayuntamiento diversos elementos para salvar los ríos. Desde simples piedras esparcidas, a las llamadas "pontellas", muchas veces consistentes en una gran laja de orilla a orilla, o, si el río es un poco más ancho, apoyada en pilares o cepas de piedra. También, en algún caso, se utilizan simplemente troncos de madera. Son asimismo muy numerosos los "puertos", que consistían en lastrar los ríos de poca hondura, para facilitar el paso de carros, etc., evitando que quedaran enterrados en el barro o en la arena del río. En este caso, la microtoponimia de Culleredo es abundante: portos, portiños, etc., aparecen en la mayor parte de las parroquias.

Cementerios

También estos recintos sagrados tienen la impronta de la arquitectura popular, pero con cierta monumentalidad. Si bien en las últimas décadas han sufrido una importante transformación, todavía se conservan algunos de interés. El antiguo de Culleredo, por ejemplo, totalmente cerrado con un muro de mediana altura, tiene, para acceder a su interior, una hermosa puerta barroca, cuyo dintel está decorado en sus extremos por pináculos y coronado por una cruz.

La tipología de los panteones oscila desde la simple lápida de piedra colocada en el suelo a verdaderos monumentos, como el panteón de la familia Lembeye, en Culleredo, del siglo XIX, hecho de cantería, siguiendo modelos barrocos, rodeado con una pequeña reja artística, y que tiene, en su parte central, una pequeña torre prismática en la que están pegadas las planchas de mármol con los nombres de los difuntos. Esta torre está coronada por una cruz que imita los modelos de los cruceros del entorno. Otros sepulcros más modernos están decorados con imágenes de santos, ánimas, con un aire ingenuo, semejantes a alguna de las esculturas del XIX que se conservan en varias iglesias del ayuntamiento. Están construidos con mortero, pero pintados con colores.

 

Los caminos

Tan viejos como la humanidad, los caminos sirven para comunicar las comunidades, para el transporte, para deslindar propiedades, etc.

Sus tipologías son variadísimas, y en ellas es importante el relieve del territorio que atraviesan, y la composición del suelo.

En el caso de Culleredo los encontramos de todos los tipos. El más sencillo es la corredoira o carreiro, camino estrecho que se va marcando con el paso de las personas a lo largo de los tiempos. Los desniveles del terreno se salvan con pequeñas escaleras. Más anchos son los caminos de carro, con el suelo de tierra o piedra; en este último caso, con el tránsito secular, las ruedas del carro van erosionando las piedras, formando las llamadas roderas.

Cuando el camino es hondo, se denomina "congostra". En otros casos, variando su anchura, están las calzadas, de origen romano. Están construidas con piedras colocadas por la gente.

Estos caminos comunitarios eran cuidados por los habitantes del lugar, que procuraban mantenerlos en buen estado: cortando las zarzas, asentando las piedras, etc.

En el interior de las aldeas los caminos principales reciben el nombre de calle, como en Celas, o rúa.

Los nuevos tiempos han substituido muchos de estos antiguos caminos por modernas pistas de jabre o zahorra, que normalmente acaban por asfaltarse.

Buena fuente para la reconstrucción de los caminos antiguos es la microtoponimia cullerdense: en ella aparecen muchísimos nombres relacionados con la red viaria: camino, camino real, corredoira, calzada, calle, rúa, confurcos, estrada, carreira, etc.

 

Otras construcciones

Junto a las casas labriegas aparecen en ocasiones otras construcciones adjetivas. Algunas anexas a las casas, como los hornos, de forma semicircular. Otras se emplazan en su entorno, como los cobertizos, de diversas tipologías, los palomares, muy escasos, ya que sólo recordamos uno en Cornedo (Sésamo), o los pozos, de los que encontramos varios modelos: con pretil circular o poligonal, hecho de cantería, sin cubrición, otros cubiertos con una caseta cuadrangular, con partes de cantería y otras de cascotería, y con una puerta de madera encima del pretil, y, los más sencillos, hechos de mampostería. En algún caso, como en A Corveira (Rutis), el pozo, de hormigón, fue construido por iniciativa municipal, con fines comunitarios.

También abundan en el ayuntamiento los lavaderos, muchas veces emplazados junto a las fuentes. Aunque la mayor parte de ellos son relativamente recientes, estando construidos con hormigón, hay algunos rústicos, consistentes simplemente en una agrupación de lajas en la orilla del río. También se conservan en algunas casas, siendo de propiedad particular, lavaderos rectangulares, de cantería, así como pilas, también de cantería, en las que bebían los animales.

Relacionadas con la propiedad de la tierra están los modos de dividir las heredades. Sus tipologías son variadas, yendo, según decrece su simplicidad, desde el marco de piedra (la forma más primitiva y tradicional), pasando por la cuneta y acabando en los vallados o "cómaros", pequeños muros de tierra, piedra, o ambos materiales mezclados. Asimismo se utiliza como material de cerramiento la madera. Para entrar en la heredad se deja un hueco, muchas veces ocupado por una pequeña puerta de madera. Las casas y sus construcciones adjetivas pueden estar cerradas por muros de piedra, cierres de madera o de vegetación natural. En los últimos tiempos se están utilizando columnas de hormigón, colocadas de trecho en trecho, y cerradas con alambre, telas metálicas o muros de bloque. Las tipologías de las divisiones de las heredades son, pues, variadas.

Relacionadas con las actividades en la Ría do Burgo están las ramplas. Hace pocas décadas, varias familias de O Burgo y Rutis se dedicaban a la extracción de arena de la ría, utilizando barcazas. Por otra parte, la actividad marisquera también ocupa mucha gente. Las ramplas, pues, cumplían la función de servir para subir a tierra las barcazas, las chalanas y los botes, para ser reparados o pintados: es decir, cumplen función de varaderos. Un buen ejemplo sería la rampla de Fonteculler. También todavía existen los criaderos de moluscos, parcelados con pequeños muritos de piedras y palos, aunque en concesiones particulares..

En otros lugares de la Ría, se reforzaron las orillas del litoral con muros de piedra, de aparejo irregular, a veces con escaleras; su función es servir para arrimar las embarcaciones o para subir a tierra.

En ocasiones, se aprovecha la propia Naturaleza para trabajos comunitarios. Un ejemplo son las piedras malladoras, a veces retocadas ligeramente, a las que se iba a mallar los cereales. Una bien conocida es la de Toroño.

Hay también espacios comunitarios, como os atrios de las iglesias, que se cierran con un pequeño muro de mampostería, colocándose lajas rectangulares, a veces empotradas en el muro, para ser utilizadas como asientos. Respecto de los campos de las fiestas, normalmente carecían de mobiliario, salvo el poste colocado en el centro del campo que luego servía para la instalación del alumbrado artístico. En los últimos años se han arreglado el de Sésamo, en entorno de la ermita de San Cosme, construyéndose en el, siguiendo modelos populares (piedra, teja, etc.) un palco de música y un pequeño bar, lo que se denomina bochinche. También en el reordenamiento y arreglo del parque de Celas se construyeron palcos y otras construcciones adjetivas, como lareiras y fuentes. En Almeiras asimismo se preparó el campo de la fiesta, formando en la actualidad una pequeña plaza, con crucero, un pequeño muro cerrando el recinto, etc.

No sabemos que mobiliario tenía el campo de la feria de Peiro de Riba (Celas), la única que existió en Culleredo. Aunque en los últimos años se modificó considerablemente, con la construcción de un pequeño consultorio médico o la pista polideportiva, y se colocaron bancos y mesas de piedra, suponemos que, aparte de la fuente y el lavadero, tendría también bancos de piedra para descansar. Por otra parte, si había algún recinto para los animales, sería de madera. Este espacio comunitario, que servía también para la fiesta patronal, estaba enmarcado en uno de sus extremos por la desaparecida capilla de Santo Outel, advocación de gran tradición en la parroquia, hasta el punto que todavía pervive la costumbre de bendecir los canes el día de su celebración. También jugarían un importante papel los árboles: todavía se conservan muchos plátanos, y otras especies arbóreas, esparcidas por el lugar, que darían sombra a personas y animales.

En algunas viviendas, sobre todo pazos, se conservan en la actualidad relojes de sol, con funcionalidad en el pasado pero hoy convertidos en motivos ornamentales.

Aunque hoy la apicultura es minoritaria, existieron en Culleredo numerosas colmenas en siglos pasados. Las actuales colmenas, modernas, ya no se fabrican en casa, sino que se compran, puesto que los actuales diseños permiten una mayor producción de miel y cera.